Una de las ideas que más se ha arraigado en estos tiempos de coronavirus es que debemos de aprovechar al máximo la cuarentena: es la oportunidad de terminar todos esos proyectos para los que nunca tuvimos tiempo, de aprender un idioma, ¡no! mejor dos, perder peso, aprender a dibujar… Pero, ¿qué pasa si no te dan ganas? ¿Es malo? Por supuesto que no y por eso hoy en U-Storage decimos: ¡Viva la Pereza!
Cada año, el tercer sábado de octubre se celebra el Día Mundial del Perezoso, ese animal que pareciera duerme todo el día, vive en los árboles y es originario de las selvas húmedas de Centro y Sudamérica. El día fue creado con el objetivo de crear conciencia sobre su existencia y busca promover el cuidado de esta especie cuya presencia en nuestro planeta data de hace millones de años.
Vivimos una época extraña, sin duda: todo cambia más rápido que nunca y sin embargo, parece que estamos estancados en un mismo día, en un loop interminable llamado 2020 y apellidado pandemia. La presión que muchos sentimos por mantenernos activos al máximo es enorme, queremos estar ocupados en todo minuto, creemos que la cuarentena no nos permite poner excusas y que por fin tenemos que aprender a tocar el piano, leer completo el Ulises de Joyce, aprender a cocinar lasagna y un largo etcétera.
Pero resuelta que no tenemos ganas, que tenemos pereza y eso está mal, ¿cierto?
Falso, son tiempos inciertos, apenas estamos aprendiendo a vivir esta nueva normalidad, así que está bien que te dé flojera, que no quieras hacer nada, está bien ser perezoso.
Y bueno, aprovechando que este sábado 17 de octubre es el Día Mundial del Perezoso, quisimos abordar el tema del no hacer nada y decir ¡Viva la Pereza!
Tenemos tanto que aprender de los perezosos
Esta peculiar efeméride nació luego del Primer Encuentro Internacional sobre el Bienestar y Conservación de Perezosos en el año 2010 y, como ya lo mencionamos, busca popularizar el entendimiento que todos tenemos sobre este hermoso y gracioso animal, busca, también, defender su derecho a vivir en su hábitat natural y evitar su extinción.
Los perezosos son fantásticos, se mueven lentamente pues es así como se han adaptado a la vida selvática. Viviendo toda su vida en apenas un puñado de árboles, sus garras les permiten aferrarse de tal manera que prácticamente nunca se caen, aún cuando duerman.
Los perezosos casi no pueden ver y eso, junto a la forma en como su cuerpo es más tendón que músculo, tiene mucho que ver con su pasiva manera de enfrentar la vida.
¿Saben cuál es su secreto para sobrevivir? Su lenta, muuuuy lenta digestión, mastican menos de 200 gramos de hojas el día, tardan cerca de un mes en digerir una sola comida y sólo bajan una vez a la semana a la tierra para ir al baño.
Experto en mimetizarse con su entorno, dependen del calor de la selva para mantener su metabolismo estable y les ofrecen a otros seres vivos, como cierta especie de polillas, refugio en su pelaje.
¡Oh maravillosos perezosos! Son oficialmente, los mamíferos más lentos del planeta y han vivido desde hace cerca de 64 millones de años gracias a su increíble capacidad de adaptación. Son longevos, pues siempre, los seres que viven a ritmo lento, viven más tiempo, como las tortugas.
Pero ser lento, poco activo, no es una desventaja, todo lo contrario, gracias a ello los depredadores no los pueden ver, ¡no los detectan! Lejos de ser aburridos, los perezosos son animales fantásticos que contribuyen a su entorno, que han sobrevivido sobre otras especies, por ejemplo, los tigres dientes de sable o los mamuts.
Por acá te dejamos un video donde puedes aprender un poco más de estos hermosos animales que tristemente tienen en su nombre un calificativo que nosotros consideramos negativo pero que al parecer, no lo es.
Así que, para nosotros, conocer al perezoso es un gran comienzo para que repensemos sobre nuestra culpa sobre la pereza.
Pereza, ese pecado tan exquisito
De acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española (RAE), la pereza es la negligencia, tedio o descuido en las cosas a que estamos obligados, o bien, la flojedad, descuido o tardanza en las acciones o movimientos.
El significado de la palabra es malo, y luego, resulta que en el imaginario cristiano la pereza es un pecado capital culpable y generador de muchos males, así que si uno observa a los perezosos y su estilo de vida, resulta que son todo lo contrario a lo que valoramos o pensamos que es positivo, pero, en nuestra breve reseña de las virtudes de estos bellos animales ya vimos que esto, para nada es cierto.
Nuestro ritmo de vida, nuestra sociedad, se centra en la idea de estar ocupado, de ser productivo, frente a la pereza está la diligencia, su contraparte virtuosa que todos buscamos desarrollar para triunfar, para alcanzar nuestros sueños: “si trabajas duro llegaras muy lejos”.
Pero resulta que ser perezoso también puede ayudar a tener éxito, pues está comprobado que este estado de ánimo, esta actitud de vida, es un factor determinante en personalidades impulsivas cuando toman decisiones.
La pereza no es un vicio o un defecto, es algo que nos tienta constantemente y de muy distintas maneras, hay pereza física, mental, existencial, incluso espiritual y detrás de cada una de ellas hay una realidad que debe de ser vista y analizada antes de tachar a alguien de flojo o poco valioso.
La pereza puede ser algo bueno, de hecho, Bill Gates ha declarado que cuando busca contratar a alguien para un trabajo complejo o difícil, suele preferir a alguien perezoso pues sabe que será esa persona la que busque la solución o ruta más fácil para llevar a cabo la tarea.
Los perezosos suelen ser ingeniosos, se las arreglan para hacer en poco tiempo lo que otros hacen en mucho, los perezosos también suelen estar satisfechos cuando no tienen nada que hacer, es el sueño, ¿no? Son felices con menos, y eso, es una lección que todos deberíamos buscar aprender sobre todo en estos tiempos en que estamos tan clavados en poseer más, en llegar rápido, en no mirar al otro.
La vida lenta no tiene que ser mala, contribuir es importante, ser productivo, aportar es algo que todos necesitamos para sentirnos bien, pero, también necesitamos a la pereza, necesitamos rituales que nos hagan apreciar el aquí y el ahora, a nuestro cuerpo, al aire que respiramos, la dicha de estar en el sillón, mirar al cielo, dormir a media tarde sin sentir culpa, sin necesitar nada.
De la pereza a la procrastinación
Y junto a la pereza está su prima-hermana la procrastinación, ese término que últimamente escuchamos por todos lados y que significa posponer y aplazar lo que tenemos que hacer para darle prioridad a lo que nos gusta o queremos hacer.
Bella procrastinación que invades a todos y cada uno de nosotros en forma de checar nuestro feed de Facebook, serie de Netflix, de flojera.
Como la pereza, la procrastinación está vista como algo negativo, la persona que procrastina no sabe priorizar, busca beneficios a corto plazo y no usa la razón y la responsabilidad para establecer su lista de actividades, no piensa en las consecuencias de dejar todo para después.
Como la pereza, la procrastinación puede ser buena pero está mal entendida y ha sido estigmatizada en nuestros imaginarios pues procrastinar una actividad no significa que no se piense en ella, el secreto está en realizar una procrastinación activa, consciente.
Dejar para el último momento el trabajo o la tarea pueden estimular tu vertiente creativa, tienes una hora para entregar tu presentación así que seguro esa hora estarás más enfocado que si hubieras iniciado tres días antes.
Vivir en el rush del día de la entrega puede motivarte aunque también generarte ansiedad, tienes que aprender a manejarlo, después de todo estás procrastinando para disfrutar el momento presente, para relajarte, así que sólo servirá si eres alguien que puede manejar la presión, que trabaja mejor en ella.
Procrastinar es una manera de enfrentar lo que sientes, lo que haces, la vida que llevas, lo mismo es la pereza, son actitudes y sentimientos que dicen mucho de ti, que tal vez, estás sintiendo, haciendo por que las necesitas, así que deja de sentir culpa por tenerlas.
En la vida todo se trata de buscar un equilibrio, de auto-cuidarse, de ser consciente, así que se vale postergar, se vale decir ¡Viva la Pereza!, pero siempre con medida y sobre todo, sin culpas.
Un gran consejo que dan los expertos para que aprendamos a no sentir aprehensión cuando andamos de perezosos o procrastinamos es hacer yoga, pues esta filosofía de vida nos ayuda a sumergirnos en el presente, por ello por acá te dejamos nuestro pequeño y respetuoso acercamiento.