Llevar una vida más saludable es algo que todos intentamos hacer, sin embargo, muchos fracasamos porque nos cuesta mantener los cambios a largo plazo, no logramos que se conviertan en hábitos de vida. ¿Qué hacer? ¿desistimos? claro que no, en U-Storage aceptamos el reto de llevar una vida saludable y aquí va nuestra ruta para lograrlo.
Es muy claro, muchas investigaciones lo han confirmado: hábitos saludables, como ejercicio regular, alimentación nutritiva y manejo del estrés, son fundamentales para una vida sana. Adoptar hábitos nuevos y más saludables puede protegerte de problemas de salud graves como diabetes, presión alta, afectaciones cardíacas, obesidad.
¿Quién no quiere vivir una vida sana?
Con un cuerpo fuerte, con una mente equilibrada, en paz… Lograrlo, no es tan sencillo como sólo desearlo; estamos rodeados de productos procesados, nuestro ritmo de vida a veces no nos permite comer tan bien como quisiéramos, ni dormir todo lo que necesitamos, estamos sobreestimulados y los viejos hábitos son tan difíciles de eliminar.
Pareciera que hay mil y un obstáculos, pero no hay que claudicar. Cambiar de hábitos es un proceso que consta de varias etapas, después de todo, los cambios tardan en convertirse en hábitos y es posible que encuentres obstáculos en el camino pero el objetivo es que, con el tiempo, si perseveras estos cambios se convertirán en tu forma de vida, serán parte integral de tu rutina diaria.
Así que tomemos al toro por los cuernos. Reto: llevar una vida más saludable está activado y aquí la guía de U-Storage para que tengas éxito.
¿Qué son los hábitos saludables?
Comencemos por el principio. Los hábitos saludables son comportamientos cotidianos que impactan positivamente en tu salud física, mental y emocional. Estos hábitos pueden ayudar a prevenir enfermedades crónicas, mejorar la salud mental y física, la calidad de vida y, a diferencia de las soluciones rápidas o las modas pasajeras, estos hábitos no buscan resultados instantáneos ni transformaciones de la noche a la mañana.
Hábitos positivos, como elegir una ensalada en lugar de comida rápida o dedicar veinte minutos diarios para caminar podrían no revolucionar tu salud en un día, sin embargo, su efecto acumulativo puede influir sustancialmente en tu bienestar a lo largo de semanas, meses y años.
Los hábitos son acciones constantes, pero ¿por qué es tan vital la constancia?
Resulta que nuestros cuerpos y mentes prosperan con la rutina, así que cuando tomamos decisiones que nos nutren repetidamente, fortalecemos las vías neuronales de nuestro cerebro, lo cual facilita la continuidad de estos comportamientos y con el tiempo, lo que al principio parecía un esfuerzo se convierte en algo natural integrándose a la perfección en nuestra vida diaria.
Los hábitos de vida saludables van más allá de las decisiones individuales y abarcan comportamientos a largo plazo que promueven el bienestar general. Estos hábitos incluyen ejercicio regular, una alimentación equilibrada, un sueño reparador y una gestión consciente del estrés, además, a diferencia de las tendencias de salud a corto plazo, los hábitos de vida son rutinas sostenibles que contribuyen a la salud y la vitalidad a largo plazo.
Establecer y mantener hábitos saludables no sólo se trata de prolongar la vida, sino de mejorar la calidad de vida. Cada decisión positiva tiene un efecto dominó, aportando numerosos beneficios e inspirando más cambios.
Beneficios de crear hábitos saludables
Energía
Vitalidad
Capacidades cognitivas más agudas
Manejo del estrés
Equilibrio emocional
Mejora en las relaciones personales
Vida más larga
Experiencias diarias más enriquecedoras
Del pensar al actuar
Pasar de pensar en el cambio a actuar puede ser difícil y llevar tiempo. Preguntarse sobre las ventajas (beneficios) y las desventajas (obstáculos) de cambiar tus hábitos puede ser útil: ¿cómo mejorarías tu vida si hicieras algunos cambios?
Piensa en cómo los beneficios de una alimentación saludable o la actividad física regular podrían mejorar tu salud en general, por ejemplo: supongamos que tu nivel de glucosa en sangre es un poco alto y tienes un padre, un hermano o una hermana con diabetes tipo 2. Esto significa que tú también podrías desarrollar diabetes tipo 2 así que quizás te resulte más fácil mantenerte físicamente activo y comer sano sabiendo que ésto puede ayudarte a controlar la glucosa en sangre y protegerte de una enfermedad grave.
Una vez que reflexiones al respecto, hayas investigado, seguro comenzarás a sentir la urgencia de actuar, pero, ¿cómo pasar a la acción?
3 Claves para desarrollar hábitos saludables
- Establece metas claras: proponte dormir un número determinado de horas cada noche, incorporar ejercicio con regularidad o elegir alimentos más saludables; tener objetivos específicos puede ayudarte a mantenerte motivado y concentrado en tus objetivos.
2. Apoyo de los demás: ya sea asistiendo a clases, con la ayuda de un compañero de entrenamiento o buscando la orientación de un nutricionista, contar con un sistema de apoyo puede brindarte la responsabilidad y el ánimo necesarios para mantenerte comprometido con tus objetivos.
3. Anticípate a los desafíos: quizás estés lidiando con antojos, encontrando tiempo en una agenda apretada o superando sentimientos de inseguridad. Tener un plan puede ayudarte a superar estos desafíos y a mantener la constancia en la búsqueda de hábitos saludables.
Dos hábitos= dos metas
Empieza poco a poco para lograr grandes cambios. Recuerda que los grandes cambios suelen empezar con pequeñas transiciones conscientes. Incorporar nuevos hábitos a una rutina constante y establecida lleva días, e incluso meses. Pero una vez que conoces el camino, no hay vuelta atrás.
Para iniciar el cambio hacia una vida más saludable, van las dos primeras metas (hábitos) en los cuales debes de enfocarte.
Buena nutrición:
Una dieta saludable proporciona a las células fuentes vitales de energía y las mantiene estables y funcionando correctamente. Los alimentos saludables fortalecen tus células inmunitarias, las que te defienden contra infecciones y otras amenazas a la salud, protegen a otras células del daño y ayudan al cuerpo a reparar o reemplazar las células dañadas.
Una dieta alta en azúcar, grasas no saludables y alimentos procesados puede dejar a las células de todo el cuerpo más vulnerables al daño y a un funcionamiento deficiente. Esto puede conducir a un mayor riesgo de infecciones, cáncer, inflamación y enfermedades crónicas como diabetes, problemas cardiovasculares y obesidad.
Una excelente dieta es una dieta basada en plantas; un estudio encontró que las mujeres que seguían la dieta mediterránea, que enfatiza el consumo de verduras, frutas, nueces, granos integrales, legumbres y pescado, y minimiza la carne roja y procesada, tenían un 23% menos de probabilidades de morir por cualquier causa que las mujeres que no se adhirieron estrictamente a este patrón dietético.
Ojo que seguir una dieta a base de plantas no significa que tengas que volverte vegetariano ni que nunca comas carne ni postres, simplemente significa que la mayoría de los alimentos que consumes deben estar mínimamente procesados y provenir de plantas.
Para saber más sobre cómo mejorar tu dieta, da click aquí.
Ejercicio:
La actividad física contribuye a una mayor longevidad debido a sus numerosos efectos positivos en el organismo: función cardíaca y pulmonar más fuerte, mejor salud de los vasos sanguíneos, músculos más fuertes, mejor equilibrio y un peso más saludable.
Ser más activo puede reducir el riesgo de infarto, accidente cerebrovascular, caídas y diabetes, además, la actividad física mejora el estado de ánimo y ayuda a dormir mejor.
¿Cuánta actividad física necesitas para mantenerte sano?
Se recomienda que los adultos realicen al menos 150 minutos semanales de actividad moderada o 75 minutos semanales de movimiento vigoroso o una combinación equivalente de ambas intensidades.
La actividad física moderada incluye caminar, levantar pesas y ejercicios de baja intensidad. El ejercicio vigoroso incluye correr, montar en bicicleta y nadar, incluso las tareas domésticas como limpiar y la jardinería se consideran ejercicio. Lo mismo ocurre con levantar pesas pequeñas o hacer levantamientos de piernas mientras ves la televisión.
Además, se recomiendan actividades de fortalecimiento muscular dos o más días a la semana.
Los cambios han comenzado
Así es, estás actuando según tu plan y logrando los cambios que te propusiste lograr. Has estado haciendo cambios en tu alimentación, actividad física y otros comportamientos; te estás adaptando a cómo se siente comer más sano, ser más activo y, tal vez, incluso comienzas a hacer otros cambios: dormir más o reducir el tiempo frente a pantallas.
Monitorear tu progreso te ayuda a identificar tus fortalezas, encontrar áreas de mejora y mantener el rumbo. Registra no sólo lo que hiciste, sino también cómo te sentiste al hacerlo pues tus sentimientos influyen en la consolidación de tus nuevos hábitos y ayuda a mantenerte enfocado y detectar contratiempos en el logro de tus metas.
Siempre recuerda que un contratiempo no significa que hayas fracasado; todos los experimentamos, la clave es retomar el rumbo lo antes posible.
Para lograr superar los obstáculos que se vayan presentando, recuerda siempre las razones por las que quieres estar más saludable: tener más energía para jugar con tus hijos, poder cargar tus bolsas del super, subir las escaleras de tu oficina sin perder el aliento, completar un maratón. Ten en mente las razones para hacer cambios y cuando cometas errores, da el primer paso para retomar el rumbo, no pasa nada.
Intenta planificar con antelación, por ejemplo; si sabes que no tendrás tiempo para hacer actividad física después del trabajo, sal a caminar con un compañero a la hora de la comida o empieza el día con un video de ejercicios o con quince minutos corriendo, tal vez podrías comenzar a irte en bici al trabajo.
Por cierto, que sí eres nuevo en eso de andar en bici por la ciudad, checa nuestro manual para el ciclista urbano, puede ser de gran utilidad.
Después de alcanzar una meta date una recompensa pero siempre elige las recompensas con cuidado y cuando los pensamientos negativos te asalten, recuerda cuánto bien le estás haciendo a tu salud moviéndote más y comiendo más sano.
Del cambio al hábito
Haz que tu futuro sea saludable. Recuerda que comer sano, hacer actividad física con regularidad y otros hábitos saludables son hábitos para toda la vida, no eventos puntuales. Siempre presta atención a tus esfuerzos y busca maneras de afrontar los cambios planificados e imprevistos de la vida.
Ahora que la alimentación saludable y la actividad física regular forman parte de tu rutina, mantén las cosas interesantes, evita los tropiezos y encuentra maneras de afrontar los desafíos de la vida. Agrega variedad y mantente motivado, combina tu rutina con nuevas actividades y objetivos físicos, compañeros de actividad física, alimentos, recetas y recompensas.
Revisa tus objetivos y piensa en maneras de ampliarlos. Por ejemplo, si te sientes cómodo caminando 5 días a la semana, considera añadir entrenamiento de fuerza dos veces por semana, sí has limitado tu consumo de grasas saturadas comiendo menos frituras, intenta también reducir los azúcares añadidos.
¡Ponte a prueba! Y a disfrutar de la vida.
Cuando hablamos de vida saludable, nos referimos no sólo a comer bien y hacer ejercicio, nuestra salud mental es mega importante y una forma de cuidarla es a través de la meditación así que conoce un poco más sobre yoga y cómo esta filosofía de vida puede ayudarte.